“Amador y sus Viajes Políticos: El Uber hacia la Presidencia que Nunca Llega”.

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Luis Amador, el hombre del camaleónico viaje político. Es fascinante observar cómo alguien puede tratar la política como si fuera un Uber, saltando de partido en partido, buscando ese destino final: la silla presidencial. Primero fue “tinte rojo y azul desde las raíces”, luego una especie de “huida de los tentáculos del mal” (¿quién escribe estas telenovelas?), y ahora, en el último giro de su trama política, Amador encuentra las puertas del PUSC cerradas. ¡Qué shock! ¿Quién habría pensado que los asambleístas no estarían encantados con la idea de ser utilizados como un trampolín para la ambición personal de alguien que ni siquiera cumplió los requisitos básicos? Pero claro, eso no es problema para Amador, quien con una sonrisa y un discurso vacío promete abrir “una nueva puerta” para Costa Rica. ¡Bravo!

Qué curioso que Amador crea que puede tomar el camino fácil hacia la presidencia. Uno pensaría que después de tantos años en la política, habría aprendido que saltar de partido en partido no es precisamente una estrategia brillante. Pero no, aquí estamos, viendo cómo un político más intenta vender la idea de que es “el salvador” del país mientras ignora descaradamente los años de caos político que él mismo ha ayudado a generar. ¿Acaso no se da cuenta de que su “marketing político” ya caducó? No, señor Amador, la ciudadanía ya no compra esos discursos reciclados de esperanza y cambio. La credibilidad política es algo que se construye con coherencia y compromiso, no con promesas vacías y giros de última hora.

Lo más irónico es la insistencia de Amador en que la puerta que le cerraron no es solo a él, sino “a todos los costarricenses que anhelan un mejor país”. ¡Por favor! Nadie está tan desesperado como para pensar que Luis Amador es el único capaz de rescatar a Costa Rica. Si realmente quisiera un “mejor país”, tal vez habría intentado construir algo dentro del partido en lugar de tratarlo como una herramienta desechable. Pero claro, en la política costarricense, la coherencia es un lujo que pocos se pueden permitir.

¿Y qué pasa con esa nueva “puerta” que abrirá? Me imagino que será otra oportunidad más para Amador de demostrar lo que todos ya sabemos: que es un cadáver político esperando que alguien, en algún lugar, todavía crea en su habilidad para liderar. Pero la realidad es esta: el exministro ha perdido el rumbo, y su búsqueda desesperada de poder solo sirve como entretenimiento en el circo político que se ha vuelto nuestra querida Costa Rica.