Confianza en las Instituciones Públicas de Costa Rica: Un Desafío por Debajo del Promedio de la OCDE.
Un reciente informe de la OCDE ha puesto de manifiesto la crisis de confianza que enfrenta Costa Rica en relación con sus instituciones públicas. Según la Encuesta de Confianza de la OCDE, solo el 35% de los costarricenses confía en su gobierno nacional, cifra inferior al promedio del 39% que se observa en otros países miembros de la OCDE.
Brechas de Confianza por Género y Generaciones
El estudio revela importantes diferencias en los niveles de confianza, con los hombres mostrando un mayor grado de confianza en el gobierno (40%) en comparación con las mujeres (30%). También se observan disparidades significativas entre las generaciones, ya que los ciudadanos más jóvenes tienden a desconfiar más del gobierno que los mayores. Esto sugiere desafíos tanto para la cohesión social como para la legitimidad de las instituciones en el país.
Percepción de Integridad y Sostenibilidad
Uno de los puntos más preocupantes del informe es la percepción de integridad de los empleados públicos. Solo el 29% de los costarricenses espera que los funcionarios rechacen sobornos, lo que coloca a Costa Rica por debajo del promedio de la OCDE del 36%. Esta baja percepción de integridad puede reflejar una desconfianza más profunda en el sistema político y en su capacidad para representar a la ciudadanía de manera efectiva.
Confianza en Sectores Específicos y el Futuro
A pesar de estos retos, no todo es negativo. Costa Rica supera el promedio de la OCDE en algunas áreas, como la confianza en la reducción de emisiones de gases de efecto invernadero, donde el 55% de los ciudadanos cree que el país logrará sus metas en los próximos 10 años. Sin embargo, persisten las dudas sobre si el gobierno está equilibrando adecuadamente los intereses de las generaciones actuales y futuras, lo que plantea interrogantes sobre la sostenibilidad de las políticas públicas a largo plazo.
Los datos reflejan la necesidad de que Costa Rica fortalezca la confianza en sus instituciones públicas, especialmente en áreas clave como la integridad gubernamental y la representación política. Las disparidades entre géneros y generaciones, junto con la baja percepción de integridad, subrayan la importancia de realizar reformas que mejoren la transparencia y la eficacia en la administración pública.