Crítica Política: Permiso para Manifestar o Permiso para Parasitismo.
POR ANIBAL NEWMAN MUNDOACR.COM
La noticia de que el rector de la Universidad de Costa Rica, Gustavo Gutiérrez Espeleta, ha otorgado a su comunidad universitaria el “valiosísimo” permiso para ausentarse y participar en una marcha el próximo miércoles es, por decirlo de manera sarcástica, una verdadera obra maestra de la justicia social. Claro, porque en un país donde las pensiones de lujo siguen creciendo como una mala hierba que nunca se arranca, lo que verdaderamente necesita la nación es más manifestaciones para defender… ¿privilegios? Es casi conmovedor ver a una institución educativa que, en lugar de ser un faro de cambio, prefiere seguir arrastrando a sus estudiantes por las calles en defensa de un sistema que ha engordado la panza de unos cuantos a costa de todos los demás. Pero, ¿quién puede culparlos? Al fin y al cabo, cuando has estado chupando del FEES por tanto tiempo, cualquier intento de austeridad parece un ataque personal.
El rector, en una clara demostración de liderazgo “altruista”, ha decidido dar permiso a sus estudiantes y al cuerpo administrativo para participar en esta noble causa de auto-preservación. ¡Qué generosidad tan increíble! Tres horas de permiso, de 9 a 12 del mediodía, para que el personal y los estudiantes puedan salir a la calle a alzar sus voces… en defensa de un sistema que ha permitido que la élite universitaria viva cómodamente a costa de los contribuyentes. No cabe duda de que este tipo de movilizaciones son lo que realmente cambiará el país. ¿O no?
Es curioso cómo el rector otorga estos permisos como si se tratara de un acto heroico, cuando en realidad es simplemente una táctica para asegurar que sus filas permanezcan leales. Utilizar a los estudiantes como carne de cañón en una batalla por los beneficios y privilegios que históricamente han caído en manos de unos pocos es una estrategia tan antigua como los propios sindicatos universitarios. Lo más irónico es que, mientras estas manifestaciones se presentan como luchas por la justicia y la equidad, lo que realmente están protegiendo son los tentáculos de un sistema que sigue absorbiendo recursos públicos sin ningún tipo de rendición de cuentas.
Si este tipo de activismo realmente quisiera impactar, tal vez deberían organizar una marcha en contra de las pensiones de lujo, los sueldos excesivos y las prebendas que muchas de estas universidades han defendido con uñas y dientes. Pero, claro, sería demasiado pedir que estos manifestantes, en lugar de actuar como peones de sus administradores, exijan una verdadera reforma. Mucho mejor es mantener el status quo, ¿verdad? Después de todo, ¿qué es una pequeña manifestación cuando tienes el poder de influir en el presupuesto de la nación?
En resumen, esta maniobra del rector Gutiérrez es un ejemplo perfecto de cómo las universidades, que deberían ser bastiones de cambio y pensamiento crítico, han optado por preservar sus propios intereses a costa del progreso real. Permitir a sus estudiantes y personal manifestarse por la mañana es tan solo una cortina de humo para evitar una conversación mucho más incómoda: la de cómo reformar un sistema universitario que ha estado más interesado en proteger sus propios bolsillos que en mejorar el país.