“PLN: Los Superhéroes de la Educación… Con Amnesia hasta que tocan los privilegios.”
POR ANIBAL NEWMAN, MUNDOACR.COM
Ah, el Partido Liberación Nacional (PLN), los autoproclamados “héroes” de la educación pública, quienes de repente despiertan de su letargo político justo a tiempo para montar el espectáculo del año electoral. ¿Qué mejor momento para inflar el pecho y marchar en defensa de los privilegios de los rectores y los “tagarotes” universitarios, esos defensores incansables de la justicia social con sueldos de seis cifras?
Es casi conmovedor ver cómo, después de años de ignorar las escuelas en ruinas y a los educadores frustrados, el PLN decide recordar que la educación existe. Pero, claro, ahora que estamos cerca de una nueva elección, ¡vaya si la educación importa!
Lo más irónico de todo esto es que, mientras el PLN se presenta como el campeón de la educación pública, la realidad es que llevan décadas mirándose el ombligo mientras las escuelas se caen a pedazos. ¿Dónde estaba esta “firme convicción” cuando las escuelas rurales pedían a gritos infraestructura digna? ¿O cuando los maestros eran dejados de lado por completo? Ah, claro, esos problemas no son lo suficientemente elegantes para una marcha con pancartas y discursos heroicos. El verdadero problema aquí, según el PLN, no es el estado de la educación básica ni el colapso de los centros educativos, sino los recortes al famoso FEES, ese botín de recursos que, sorprendentemente, parece ser intocable.
Y es que, señores y señoras, la verdadera joya del espectáculo es ver a los “defensores” de la educación marchar, no por los niños sin pupitres, ni por los profesores que aún luchan por salarios dignos, sino por la supervivencia de sus privilegios. Antes, las marchas estaban llenas de ciudadanos humildes pidiendo mejoras reales; hoy, los que salen a las calles son aquellos que protegen sus “derechos” a sueldos exorbitantes y pensiones de lujo. ¡Qué giro tan fascinante en la narrativa! ¿Acaso no se dan cuenta del contraste?
Y no se olviden del glorioso llamado a la “cultura de paz” y la “tolerancia”, valores que el PLN aparentemente ha abrazado después de décadas de causar divisiones y crisis. ¿Cómo no emocionarse cuando un partido que ha sido cómplice de la decadencia política y económica del país se disfraza de salvador de la patria? El marketing político, como siempre, a toda máquina.
El verdadero espectáculo, sin embargo, no está en las calles, sino en la hipocresía descarada de una élite política que manipula las emociones del pueblo para sus propios fines. Porque, al final del día, lo único que el PLN está defendiendo es su propia supervivencia, usando la educación como su último recurso de campaña, un trampolín para la próxima elección.